Disputa de los Ritos

Matteo Ricci (izquierda) y Xu Guangqi (en chino: 徐光啟) (derecha) en la edición china de Elementos de Euclides (en chino: 幾何原本), publicada en 1670.

La disputa o controversia de los ritos (en chino tradicional, 中國禮儀之爭; en chino simplificado, 中国礼仪之争; pinyin, Zhōngguó Lǐyí Zhī Zhēng) se refiere a un conflicto que surgió durante los siglos XVII y XVIII entre misioneros católicos sobre la religiosidad del confucianismo y los ritos chinos. En el debate se discutía si las prácticas rituales chinas de honrar a los antepasados de la familia y otros ritos formales confucianos e imperiales chinos calificaban como ritos religiosos y eran, por tanto, incompatibles con las creencias católicas.[1][2]​ Los jesuitas sostenían que estos ritos chinos eran rituales seculares compatibles con el cristianismo, dentro de ciertos límites, y que por tanto debían ser tolerados. Los dominicos y los franciscanos, sin embargo, no estaban de acuerdo y reportaron la cuestión a Roma.

La Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe se puso del lado de los dominicos en 1645 al condenar los ritos chinos basándose en su reporte. Sin embargo, la misma congregación se puso del lado de los jesuitas en 1656, levantando así la prohibición.[1]​ Fue una de las muchas disputas entre jesuitas y dominicos en China y en otros lugares de Asia, incluyendo Japón y la India. El conflicto entre los jesuitas y sus oponentes adquirió una dimensión histórica, ya que los primeros insistieron en que los europeos y los chinos tenían una historia compartida, lo que se interpretó como una legitimación de la «acomodación» jesuita de los ritos chinos y sus nombres para referirse al Dios cristiano.[3]

La controversia involucró a las principales universidades europeas; el emperador Kangxi de la dinastía Qing y varios papas (entre ellos Clemente XI y Clemente XIV) examinaron el caso; también intervinieron las oficinas de la Santa Sede. A finales del siglo XVII muchos dominicos y franciscanos cambiaron de postura y se mostraron de acuerdo con la opinión de los jesuitas, pero Roma no estuvo de acuerdo. Clemente XI prohibió los ritos en 1704. En 1742, Benedicto XIV reafirmó la prohibición y prohibió el debate.[1]

En 1939, después de dos siglos, la Santa Sede volvió a evaluar la cuestión. El 8 de diciembre de 1939, Pío XII emitió un decreto que autorizaba a los católicos chinos a observar los ritos ancestrales y a participar en las ceremonias de homenaje a Confucio.[1]​ El principio general de admitir a veces las tradiciones autóctonas incluso en la liturgia de la Iglesia, siempre que dichas tradiciones armonicen con el verdadero y auténtico espíritu de la liturgia, fue proclamado por el Concilio Vaticano II (1962-65).[4]

  1. a b c d Kuiper, 2006.
  2. Rule, 2004.
  3. Giovannetti-Singh, Gianamar (March 2022). «Rethinking the Rites Controversy: Kilian Stumpf's Acta Pekinensia and the Historical Dimensions of a Religious Quarrel». Modern Intellectual History (en inglés) 19 (1): 29-53. ISSN 1479-2443. doi:10.1017/S1479244320000426. 
  4. «Sacrosanctum concilium». párrafo 37. Consultado el 9 de febrero de 2008. 

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